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Fotografía tomada durante una entrevista realizada el 24 de enero de 2022. (fuente).
Frederike Hoffmann fue prisionera política del régimen comunista checoslovaco. Años atrás su padre fue obligado a caminar delante de los tanques alemanes como escudo humano durante la ocupación nazi. Quedó embarazada de mellizos, pero por una negligencia de la ginecóloga, una niña nació muerta. Huyó con su familia a Viena en 1968 y después a Zúrich. En el año 2021, regresó definitivamente a la República Checa.
La historia de su vida daría para escribir un libro, pero a lo largo de estas líneas les mostraré solo un pequeño capítulo en el que vamos a ver cómo Frederike Hoffmann llegó a ser la joven cuya imagen aparece en el reverso de las monedas de una corona emitidas desde 1957 a 1992.
Moneda de una corona. Esta serie con leyenda ČESKOSLOVENSKÁ SOCIALISTICKÁ REPUBLIKA se acuñó desde 1961 a 1990.
ANTECEDENTES HISTÓRICOS
Checoslovaquia fue un Estado de Europa Central que existió en dos periodos. El primero entre 1918 a 1938, momento en que fue ocupado por la Alemania Nazi, y el segundo tras la II Guerra Mundial desde 1945 a 1992.
El 1 de enero de 1993 se disolvió de común acuerdo y pacíficamente, volviendo a la situación histórica anterior a 1918 como uno de los estados sucesores del Imperio Austrohúngaro, separándose en los dos países originales, Chequia y Eslovaquia.
Actualmente ambos países forman parte de la Unión Europea desde el año 2004. La divisa checa es la Corona mientras que Eslovaquia se unió a la Eurozona y adoptó el Euro como moneda oficial el 1 de enero de 2009.
Moneda eslovaca de un euro acuñada en el año 2009.
Conozcamos un poco el periodo más represivo comprendido entre el fin de la II Guerra Mundial y la Revolución de Terciopelo (1989) en la que el Partido Comunista perdió el monopolio del poder.
En 1946 Edvard Beneš fue elegido Presidente de la República, pero en febrero de 1948 (Golpe de Praga) los soviéticos tomaron control del poder mediante una conspiración contra el gobierno nacional estableciéndose un periodo de represión estalinista en Checoslovaquia.
Aunque teóricamente se mantenía el pluralismo político a través de la existencia de la coalición Frente Nacional, el país se caracterizaba por la ausencia de la democracia. En el ámbito religioso, el ateísmo fue oficialmente promovido y enseñado.
En 1953 murió Stalin y Nikita Jrushchov asumió el poder en la URSS tres años después con ideas renovadoras, lo cual propició que en Checoslovaquia se diera un periodo de “desestalinización” que a su vez despertó la presión popular por reformas más sustanciales.
Así, en 1968 el reformista Alexander Dubček fue nombrado nuevo líder del Partido Comunista e instituyó reformas radicales durante el periodo conocido como la Primavera de Praga, buscando cierto acercamiento a la democracia y libertad política. Temiendo que las evoluciones políticas de Dubček fueran una amenaza para la contención del bloque soviético, el 21 de agosto de 1968, medio millón de soldados de la URSS junto con otros miembros del Pacto de Varsovia invadieron el país para reprimir las reformas.
Carros de combate soviéticos en Praga. (fuente).
En 1969 el control soviético fue restablecido en el país y comenzó un periodo de “normalización” que consistió en el regreso del control estricto del Partido Comunista sobre la vida checoslovaca. Muchas personas fueron encarceladas y se prohibió la libertad de prensa, de expresión y religiosa manteniéndose esta situación durante 20 años hasta la Revolución de Terciopelo en diciembre de 1989 con el fin del gobierno comunista y la celebración de elecciones democráticas en junio de 1990.
En este contexto de fronteras cerradas y control total del gobierno de cualquier actividad que realice la población, una niña conoce el escultismo y decide hacerse Scout.
FREDERIKE HOFFMANN
Bedřiška Synková en el centro con sus dos hermanastros del primer matrimonio de su madre. (fuente).
Bedřiška Synková nació el 7 de marzo de 1935 en Praga, en el seno de una familia formada por el innovador técnico e inventor Bedřich Synek y su mujer Jana Synková. Tenía el nombre (en femenino) de su padre, cosa que siempre le molestó; más tarde cambió su nombre por el de Frederike después de emigrar a Suiza y al casarse tomó el apellido de su marido.
Después de graduarse en la escuela primaria, no pudo ir al instituto de secundaria y estudió electrotécnia en una Escuela Industrial Superior. Era católica religiosa, le gustaba el jazz, montar caballo y sobre todo descubrió el escultismo. Pertenecía al centro Ostříž de Praga y tenía el apodo de Bejbina. Al principio era la más joven del grupo, pero poco a poco empezó a dirigir a los jóvenes scouts.
Frederike (la más alta) con su hermana en la escuela de primer grado. (fuente).
Después del golpe comunista de febrero de 1948, el Movimiento Scout checoslovaco (o Junák) se incorporó a la Unión de la Juventud Checoslovaca y se prohibió en 1950. Algunos scouts no aceptaron el poder establecido y decidieron resistir. Frederike, que no simpatizaba mucho con el régimen estalinista continuó reuniéndose con otros miembros. Esperaban que la dictadura comunista no durara mucho y trataron de darle al Movimiento Scout algo de continuidad.
Frederike disolvió su unidad en 1953, cuando alcanzó la mayoría de edad al igual que otros miembros. Se lo anunció a los miembros Scout a través de una circular. Sin embargo, en agosto de 1954, cuando era estudiante de Ingeniería Técnica, los miembros de la Seguridad del Estado se presentaron en su casa para arrestarla.
Expediente de Bedřiška Synková. (fuente).
Frederike no tenía idea de qué se trataba y le dijo a su madre que seguramente regresaría por la noche. Ni siquiera después del viaje en coche sabía por qué la policía la había detenido.
Fue llevada a la terrible Sede de Seguridad del Estado (StB) en la calle Bartolomějská, uno de los instrumentos de terror comunista donde se interrogaba y si era necesario se torturaba o se hacía desaparecer a los opositores al régimen.
«Y ahí empezó todo», describe su llegada a Bartolomějská. «Me desnudé, me tiraron unos trapos, unos calzoncillos largos de hombre, un Montgomery. Me fotografiaron de frente y de lado. Todavía no me habían dicho qué era”.
“Luego comenzaron los interrogatorios, a menudo en mitad de la noche”. Fue acusada de participar en la conspiración anticomunista scout, ella no dijo nada sin embargo otros compañeros no pudieron soportar la presión y alguien la denunció por poseer un arsenal de armas. Allí pasó ocho meses bajo custodia, dos y medio de los cuales, incluida Navidad y Año Nuevo en completo aislamiento. Tenía 19 años.
En 1955 se llevó a cabo un juicio contra varios miembros del Centro Scout de Ostříž, acusados de cometer crímenes contra el Sistema Democrático Popular. Dirigidos por Bedřiška Synková, supuestamente planeaban irrumpir en el almacén de teléfonos militares y provocar un incendio en el almacén de madera entre otros actos terroristas. El fiscal afirmó sobre estas acusaciones: «No importa que aún no hayan iniciado su propio intento, porque basta con que hayan hecho preparativos para tales ataques, o que lo hayan acordado con ellos».
De los cientos de páginas de interrogatorios conservados en el Archivo de las Fuerzas de Seguridad se desprende claramente que generalmente se trataba más de ingenuidad juvenil con ideas que se parecían más a bromas entre adolescentes que a acciones reales.
Años después, en una entrevista recordaría que las acusaciones eran completamente absurdas. En cuanto a la colección de armas, en casa tuvo un revólver de mujer con incrustaciones de plata inutilizado y, por tanto, que no disparaba, que se lo había regalado un amigo, así como un cuchillo decorativo para la pared y una lanza de atrezo de teatro. Frederike declaró que había arrojado el revólver averiado al Moldava. Por tanto, no lo tenía.
Fue condenada a diez años de prisión por traición. En la sentencia, el juez afirmó que el movimiento Scout era una «herramienta de la burguesía» … «portador del cosmopolitismo» y educaba a los jóvenes en la admiración a Gran Bretaña y Estados Unidos, para «reconocer la superioridad de los anglosajones».
Cinco semanas después, el Tribunal de Apelación, redujo su sentencia a ocho años. Estuvo encarcelada durante casi dos años en el campo de Želiezovce, Eslovaquia, donde los reclusos trabajaban en granjas agrícolas y ganaderas en unas condiciones sanitarias paupérrimas. «Trabajamos en una línea que seguía avanzando. Ahí es donde desarrollé la capacidad de contener las ganas de ir al baño, porque no nos dejaban ir mientras caminábamos. Sólo a veces el supervisor nos permitía formar un círculo y las que necesitaban ir al baño lo hacían en el medio».
A finales de 1957, estalló una epidemia de hepatitis en Želiezovce relacionada con las desastrosas condiciones higiénicas y la presencia de ratas. «En aquel momento, tres cuartas partes del campo enfermaron y dos mujeres murieron allí», recuerda Frederike Hoffmann. «La doctora Šulíková nos dijo cómo controlar nuestro hígado y saber si está agrandado.» Ella incluso tuvo hepatitis dos veces, por lo que fue hospitalizada en el hospital penitenciario de Ilava. Su madre logró conseguir medicamentos extranjeros a través de la Cruz Roja Internacional, que los guardias le entregaron a regañadientes. A principios de 1958 fue trasladada a la prisión de Pardubice.
Jana Synková, madre de Frederike, hacia 1935. (fuente).
LA DISEÑADORA
Durante el encarcelamiento de Frederike, su madre trabajaba como secretaria en una escuela de arte y en su tiempo libre aprovechaba para escribir a máquina alguna carta a su hija (las manuscritas eran censuradas en la prisión). En cierta ocasión habló con la profesora Marie Uchytilová-Kučová.
Uchytilová (1924-1989) era una escultora y excelente medallista, autora de bustos y esculturas de figuras importantes de la cultura checa. Dedicó varias medallas conmemorativas a temas pacifistas, creó toda una serie de medallas conmemorativas para la Sociedad Numismática y para diversos aniversarios de municipios y personalidades.
Marie Uchytilová-Kučová. (fuente).
Es conocida por ser la autora del Monumento a los Niños de Lídice. Este monumento fue un proyecto personal en el que se embarcaron la escultora con su marido, dedicado a la memoria del Exterminio de Lídice por parte de los nazis en 1942 donde todo el pueblo fue arrasado y toda la población fue ejecutada o llevada a campos de concentración.
El monumento está formado por 82 estatuas que corresponden a cada uno de los niños asesinados en el interior de un furgón de exterminio cuyo tubo de escape estaba desviado al compartimento trasero.
Monumento a los niños asesinados. (fuente).
Lamentablemente, por falta de fondos, Marie Uchytilová no pudo terminar su proyecto. Las últimas estatuas fueron colocadas en el año 2000, treinta años después del inicio de las obras y once años después de la muerte de su autora.
Marie Uchytilová era sensible y odiaba cualquier tipo de violencia. Estaba conmovida por el destino de los niños lidios y el caso de Frederike también le afectó.
Más tarde le pidió a Jana Synková que le trajera algunas fotografías de su hija. Decidió utilizar su imagen en el diseño de la nueva moneda de una corona, para cuyo diseño se lanzó un concurso anónimo. En él participaron ciento siete artistas que aportaron motivos muy diversos.
Marie Uchytilová con el modelado de yeso de la moneda de 1 corona. (fuente).
Marie Uchytilová presentó el diseño que se aprecia en la imagen superior. Una joven con el rostro de Frederike, como desafío al régimen comunista, está agachada plantando un tilo con una mano mientras sujeta una pala con la otra mano. El proyecto avanzó a más y más rondas de clasificación hasta que llegó a la final. La comisión recomendó inicialmente una propuesta de un minero metalúrgico. Pero intervino la casualidad. “El concurso terminó, el jurado lo aprobó y lo dio por terminado. Lo que pasa es que el Ministro de Finanzas exigió la última palabra», explicó el entonces presidente del jurado, Josef Lhota. En ese momento, el presidente del jurado le presentó las propuestas. Después de examinarlas, el ministró destacó la propuesta de Marie Uchytilová.
EL SECRETO
Esa fue la pequeña victoria silenciosa de Jana Synková y Marie Uchytilová. Saber que en todos los bolsillos de los grandes dirigentes del partido llevaban la imagen de una presa política. Por supuesto era un secreto que no podían desvelar a nadie, de lo contrario, habrían acabado haciendo compañía a Frederike.
Las coronas se acuñaron según Decreto de 1957 mientras la condenada siguió en prisión, pero su madre decidió luchar por su hija.
“Mi madre fue al Comité Central del Partido Comunista”, explicó Hoffmann. “No conocía a nadie allí, pero habló con un funcionario de la administración del partido y le dijo que iba a presentar una solicitud para la liberación de su hija. El hombre dijo que esto no era de su competencia. Ella le dijo entonces que llevaría la solicitud a su camarada cuyo despacho estaba en el piso de arriba. Al funcionario le pareció una amenaza, entonces le dijo a su madre que dejara ahí el documento. Y así lo hizo: al final acabó en el escritorio del propio presidente Novotny, quien lo firmó, probablemente sin saber exactamente qué firmaba. Lo que jugó a nuestro favor fue que los dirigentes del partido no confiaban entre sí: había miedo de equivocarse y no sabían si la persona que tenían delante era alguien importante. Mi madre me dijo más tarde que lo hizo ante la posibilidad de que funcionara o de que no. Y como se temían unos a otros, así fue… por gran casualidad”.
Frederike Hoffmann salió de prisión en 1959, con 24 años tras cumplir la mitad de los iniciales diez años a los que fue condenada. Después de su liberación conoció a Marie Uchytilová y supo que estaba inmortalizada en la corona, pero la historia, que sólo conocían la escultora, Jana y Frederike Hoffmann, permaneció oculta hasta veinte años después de la muerte de la diseñadora que no vivió para ver una Checoslovaquia libre. Murió el 16 de noviembre de 1989, un día antes de la Revolución de Terciopelo.
Tampoco sus padres conocieron la libertad. Su madre murió en 1978 y su padre seis años después. En 2021, nueve años después de la muerte de su marido, Frederike Hoffmann regresó definitivamente a la República Checa de su exilio en Suiza.
Para ella, los años comunistas en Praga son ahora un recuerdo lejano, pero dice que siempre estará agradecida a Marie y admirará su valentía por el riesgo que corrió por una persona entonces desconocida.
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